En el Padre Nuestro Jesús…”

Jesús recoge los más grandes ideales que tiene para con sus discípulos El Padre Nuestro también encierra una ética para la oración. Ésta recibió respeto por la iglesia primitiva y veneración, tuvo un uso litúrgico desde el principio, a partir del año 77 d.C.; desde entonces ya se usaba en los cultos cristianos primitivos y en dos momentos especiales: en la Comunión, en la Santa Cena o Eucaristía y más tarde se usó para los neo-bautizados una oración en el bautismo. Lo apreciamos en las 24 catequesis hechas por Cirilo de Jerusalén, hacia el año 350 d.C. las primeras 19 son para los catecúmenos y las 20 en adelante eran para los neo-bautizados y le llamaron la oración de los fieles (finales del siglo primero). Fue escrito un gran documento doctrinal práctico, la Didajé. En el capítulo 18 parte b, se usa como modelo de oración el Padre Nuestro. Existen dos versiones del mismo, una en Mateo y otra en Lucas. La tradición litúrgica más corta es la original, la de Lucas. El Padre Nuestro de Mateo tiene 3 partes: La Innovación; las Tres Demandas de Deseo y Cuatro de Petición (en total, 7 Demandas). El de Lucas, solo 5; Mateo agregó dos, como buen judío prefería las terminaciones sonoras.

Invocación: la invocación la encontramos en el verso 9: “Vosotros, pues, oraréis así: Padre Nuestro que estás en los cielos”. Una traducción Semántica de este verso: “πάτερ ἡμῶν ὁ ἐν τοῖς οὐρανοῖς, ”
En griego, el término Padre Nuestro es equivalente al vocativo que significa: ¡Oh Padre!, (πάτερ) expresa admiración, sorpresa y también denota que esta admiración proviene de un profundo conocimiento entre el Hijo y el Padre.

Jesús pudo utilizar el nominativo o πατήρ, que traduce “El Padre”. Con el fin de nombrar al sustantivo, ponerlo en realidad, no lo usa; sino que elige el uso de un caso, el vocativo.

Uno de los problemas que tuvo Él con la clase sacerdotal (levitas), fue el llamar a Dios con un término vocativo, del arameo Abba, vocablo muy familiar que significa “papacito querido”, para asignar a los padres biológicos y a los rabinos que intimaban con sus discípulos en el aprendizaje de la ley. El término nunca se usó con referencia a Dios, era como volverlo muy cotidiano, vulgar, inmanente, lo contrario de un Dios trascendente, los judíos no se atrevían a llamar a Dios Abba (esto implicaría demasiada intimidad y ellos la evitaban).

Los judíos tenían un concepto de paternidad directa de parte de Dios, por tres razones históricas: El ser Pueblo Elegido por Dios; segundo, la Liberación de Egipto; y el tercer hecho, la Alianza, que era una forma de Dios de ver al pueblo como hijo, y de protegerlo con el pacto.

Aunque tenían un concepto de que Dios era Padre, inventaron un término: ABI, “Padre del cielo o Padre celestial”, Jesús podía haberlo usado; sin embargo, rompe con la costumbre judía de llamar a Dios Padre con el Abi e introduce un término familiar, haciendo de la oración y relación con Dios, algo coqueto, con lo cotidiano, con mi papacito querido, de todos los días.
Cristo rompe estructuras, enfatiza de esta forma que la oración es en realidad un encuentro con el Creador, un dialogar como amigo, compañero de camino que guía y orienta, ya no es juez justo y severo como se conserva en el Antiguo Testamento; sino nuestro Padre. crearon para referirse al amor y adoración de su divinidad.

Tres demandas de deseos. “Santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9) En el griego se lee: “ἁγιασθήτω τὸ ὄνομά σου”
La palabra clave es el verbo, ἁγιασθήτω en voz pasiva, modo imperativo, tiempo aoristo, segunda persona del singular. Viene del verbo ἁγιάζω que traduce “Santificar, apartar del mal, purificar, engrandecer, bendecir, enaltecer”.

Jesús es el sujeto y el Padre, Dios recibe la acción, es pasivo y Jesús es activo y con esta acción continua, santifica al Padre. Al estar en voz pasiva nos lleva forzosamente a pensar que necesita otra persona para que el mismo Dios reciba la acción del verbo y sería Jesucristo, el proclamar la demanda de deseo indica que él mismo santifica al Padre a través de la obediencia y cumpliendo de la misión; porque su naturaleza divina está unida sustancialmente al Padre.
Lo hermoso, es que Jesús nos da a nosotros también esta responsabilidad y capacidad moral de santificar al padre con nuestra vida moral, nuestra vida ética, obediencia y misión, prerrogativa de la iglesia como cuerpo de Cristo. La iglesia santifica al Padre, dependiendo de nuestra vida desde las perspectivas de la ética de la Intencionalidad

. La santidad de Dios, está estrechamente ligada con la de la iglesia, no porque necesita de dicha santidad para ser Santo; sino porque así lo quiso. Podemos entenderlo desde varios puntos de vista; pero si lo vemos como que el hijo está ligado por amor al Padre y desea apoyarlo, entonces se comportará dignamente por amor y no por obligatoriedad.

“Venga a tu reino” (Mateo 6:10), En el griego se lee: “ἐλθάτω ἡ βασιλεία σου” El verbo principal es ἐλθάτω en voz activa, modo imperativo, tiempo aoristo, segunda persona del singular que traduce “Venga o que se cumpla”. Viene del verbo ἔρχομαι, traduce “Llegar, venir, hacerse presente, revelarse”.

El verbo encierra todo el realismo de un cumplimiento que debe darse. Cristo le pide a Dios que haga realidad el reino, una realidad presente entre los hombres a través de su propia presencia encarnada, Cristo encierra el cumplimiento del Reino en el momento mismo de la encarnación; porque no se puede entender del Reino sin su figura, es un don espiritual que viene de Dios, que se encarna en el creyente y transforma la realidad existente. ¡Qué el reino de Dios y su justicia se vuelva real y rápido!

Cuando oramos así en imperativo, estamos deseando que la justicia de Dios se vuelva real entre nosotros ¡ya! “Hágase tu voluntad” (Mateo 6:10 b), En el griego se lee: “γενηθήτω τὸ θέλημά σου” El verbo principal es γενηθήτω en voz, pasiva, modo imperativo, tiempo aoristo, segunda persona del singular, que traduce literalmente “Que sea llegada a ser tu voluntad”.

Viene de γίνομαι que traduce “Llegar a ser”. Llegar a ser tú voluntad. Como el verbo está en voz pasiva, modo imperativo, quiere decir que la voluntad de Dios sea la base de identidad para que el hombre con su voluntad exprese una relación con la voluntad divina.

Cristo ejecuta la acción, el Padre la recibe, porque el verbo está en voz pasiva, la ética de Cristo es activa y por eso es la ética del Reino. Él identifica la voluntad de Dios, que está en la ética del reino y él mismo la encarna, es heredada o la recibe la iglesia por Él a través de la obra interna y santificadora del Espíritu Santo.

Podemos preguntarnos: ¿hacer o ser? La frase “hágase tu voluntad”, debe ser realmente ser tu voluntad, es más que hacer, es una identidad de ser con el Padre en su ética y su voluntad.

Es una ética ontológica. Ahora si se fundamenta que es en la intencionalidad va de acuerdo con el ser. La ética de la ley natural resulta pequeña, sólo se queda en la acción.

Jesucristo supera a todos los genios de la filosofía de la historia de la ética. Cuatro demandas de peticiones contenida en Mateo 6:11-13 El pan. (Vs 11).

En el griego se lee: “ τὸν ἄρτον ἡμῶν τὸν ἐπιούσιον δὸς ἡμῖν σήμερον· ” Literalmente dice: “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”. La Traducción Semántica en referencia a esta idea es: “El pan nuestro al de mañana dánoslo hoy” Uno de los términos claves es ἄρτον que traduce “Al pan”. Puede referirse tanto al pan material como al espiritual; cuando Jesús proclama esta demanda le está pidiendo al Padre por el alimento material tanto como por el espiritual.

El tema del pan responde a las necesidades materiales del hombre, el bienestar del espíritu era también el del cuerpo para la cosmovisión judía, la salvación era integral (tanto espiritual como material), por eso ellos trabajaron la doctrina de la retribución en el Pentateuco, que es clásica en la Toráh Oral la cual significaba que Dios recompensaba en esta vida por la fidelidad del hombre, y su recompensa era con mucha descendencia, animales, mujeres, hijos, hacienda, etc.

Las bendiciones eran medibles, cuantificables. El hombre que no tenía propiedades era un maldito, estaba en pecado, el que estaba enfermo era también por cuestión de pecado, un ejemplo de ello era Job.

Mateo introduce el tema de la comida, como bendiciones materiales y espirituales a la vez. Después del verbo hay un pronombre personal (ἡμῖν) el cual está en un dativo plural.

La traducción correcta es “en nosotros”, quiere decir que debemos recibir de parte de Dios ese pan material y esto hace eco al Antiguo Testamento cuando Dios proveyó al pueblo en el desierto el maná escondido, como garantía de salvación futura y escatológica.

Otro término de relevancia es ἐπιούσιον que traduce “Al de mañana”. Se refiere al don escatológico, que lo de mañana se comience a disfrutar hoy, que el futuro se relacione con el hoy. El pan tanto espiritual como material que es para el futuro, “dánoslo hoy” y este mañana, designa tanto un próximo día y el gran mañana el cumplimiento final.

En conclusión, Jesús pide al Padre por un pan material que llene y colme a las personas; pero al mismo tiempo, un pan salvífico, escatológico, el del gran mañana que debe estar en nosotros, que el pan se integre en el ser de la persona. El perdón (v. 12), En el griego se lee:
“καὶ ἄφες ἡμῖν τὰ ὀφειλήματα ἡμῶν, ὡς καὶ ἡμεῖς ἀφήκαμεν τοῖς ὀφειλέταις ἡμῶν· ” Leyendo literalmente, el verso dice de la siguiente manera: “Y perdónanos nuestras deudas, como también perdonamos a nuestros deudores”. Semánticamente, el verso sería así: “Así como nos ha perdonado siempre en nosotros; también nosotros perdonemos ahora las deudas”.

Mateo usa el verbo ἄφες en voz activa, modo imperativo, tiempo presente que traduce “Y perdonas”. Haciendo referencia a un perdón absoluto, total. La clase de perdón va a estar condicionado a tipo de deuda o pecado. Como el verbo está en un indicativo imperativo, da una idea de acción verbal constante, involucra un sentido de identidad. Cuando se una el tiempo presente, voz activa, modo indicativo, la gramática griega le llama un “presente eterno”, una acción verbal que siempre se ha dado, Mateo indica que el perdón de Dios ha sido, es y será un perdón constante y eterno.

Antes de estudiar a qué tipo de deuda se refiere, analicemos el pronombre personal (ἡμῖν) en caso dativo.

El uso del dativo quiere comunicar lingüísticamente que el perdón es un acto totalmente voluntario y amoroso, como parte de la misericordia de Dios, es decir, que la persona es depositaria del perdón total y completo proveniente de ese amor perfecto.

Mateo usa ὀφειλήματα sustantivo neutro en acusativo plural, que traduce “Las deudas”, reemplaza a Jo´ba (término hebreo), traduciría una deuda pecuniaria o monetaria. Es necesario entender el evangelio de Mateo y su contexto para poder comprender este tipo de perdón, el dinero generaba muchos de los pecados y peleas entre la comunidad, por eso perdonar las deudas era parte de la sanidad en las relaciones interpersonales ante el pecado económico sistémico.

Para los judíos del perdón de las deudas en cuanto a terreno o dinero era importante; porque era ahí donde se fundamentaba el sentido pleno de perdón, el judío tenía una mentalidad netamente materialista.

En la segunda parte de la demanda se usa ἀφήκαμεν, verbo en vos activa, modo indicativo, tiempo aoristo, que traduce “Perdonamos”. La acción se presenta como un presente hacia el pasado. Es decir, que la acción se acabó de ejecutar en el límite del presente.

Cuando se refiere al perdón de parte del hombre, el verbo está en tiempo limitado y concreto el cual ya está antecedido por el primer verbo lo que quiere decir que cuando se habla del perdón de Dios en pasado y cuando se habla de los hombres está en presente, implica que Dios nos perdona primero y nos habilita para perdonar a otros.

La tentación (vs 13), En el griego se lee: “καὶ μὴ εἰσενέγκῃς ἡμᾶς εἰς πειρασμόν,” Literalmente la traducción del verso es: “Y no nos metas en tentación”. Sin embargo, la Semántica es: “Y no nos dejes caer a nosotros hacia la tentación”.

El verbo es εἰσενέγκῃς, viene de εἰσφέρω (es un verbo que tiene traducciones opuestas según el dialecto). En el griego jónico es “conducir”, “meter”, “introducir”; pero en el griego ático es “dejar caer”. El dialecto que la fuente “Q” debe usar es el ático.

Cuando se interpreta, “Y no nos metas en la tentación”, es como si fuera Dios el que causa el mal.

Desde el punto de vista del judaísmo antiguo, era cierto que los judíos entendían que la tentación venía de Dios para que el hombre justo fuera probado; pero hay que tomar en cuenta que con la reproducción de la fuente “Q” esta forma de pensar estaba destacada, no se le ve a Dios como el causante del mal, y al decir, “No nos dejes caer en tentación”, es lo más correcto.

Con esta traducción se entiende que Jesús se suplica al Padre que nos evite caer hacia la suprema tentación y posiblemente se refería a la apostasía; para la Iglesia Primitiva, la tentación suprema era caer en la negación de Dios.

El mal (verso 13b), En el griego se lee: “ ἀλλὰ ῥῦσαι ἡμᾶς ἀπὸ τοῦ πονηροῦ. ” La Traducción Literal es: “Mas libranos del mal”. La Traducción Semántica es: “Pero líbranos del mal caudado por el tentador”.

Esta demanda de petición es consecuente con la anterior, comienza con ἀλλὰ: Partícula adversativa de traduce “Pero”, la cual usa una idea contraria a la idea expresada en la primera parte de la oración principal que es “no nos dejes caer a nosotros hacia la tentación”.

La última demanda está regida por el verbo ῥῦσαι que se origina de ῥύομαι, que traduce “Rescatar, liberal, proteger, apartar”. La idea de este verbo, específicamente es el hecho de hacerlo fuerte ante el mal.

Es importante destacar la opinión de muchos exégetas que corresponden a la línea de que la demanda se refiere en términos generales donde convergen, tanto el mal físico, moral del pecado y todas las consecuencias de las tentaciones y de aquel que las instiga.

En conclusión, es todo tipo de más en sentido general o cualquier clase de mal. Es Cristo haciendo referencia al Padre de que nos ayude a evitar lo que pueda causar dolor.